Muchas personas han pasado tardes inolvidables entre amigos o familiares jugando ping pong. Así se le llama a este juego, quizá porque sonaría extraño nombrarlo de otra forma. Pero ¿el tenis de mesa y ping pong son lo mismo?
El tenis de mesa aparece como deporte en 1887. Ping pong fue el apodo que usaron algunas compañías comerciales en el siglo XX para referirse a este deporte. Sin embargo, luego de algunos problemas legales tuvo que nombrarse oficialmente como tenis de mesa.
Para los directivos del tenis de mesa, el ping pong está más asociado a lo amateur, a lo doméstico. Por eso quienes lo practican en casas o centros recreativos lo llaman ping pong.
Aunque tienen reglas distintas, ambos usan una mesa de idénticas dimensiones y una bola igual. La raqueta sí es distinta y el juego tiene distintos ritmos y características.
Tenis de mesa y ping pong: principales diferencias
Las principales diferencias entre estos dos deportes son el tipo de raqueta y las reglas del juego. La raqueta para jugar al ping pong es de madera y está recubierta de un material rugoso, como un papel de lija. En cambio, la usada en el tenis de mesa está forrada de espuma y caucho.
Las reglas del tenis de mesa son distintas a las del ping pong. En el primero se juegan siete sets de hasta once puntos, mientras que en el segundo se juegan de quince puntos cada uno (Rodríguez, 2021).
Distintos estilos de juego
El estilo de juego también difiere entre ambos deportes. El ping pong suele jugarse de forma lenta y hay más intercambio de golpes. En cambio, el tenis de mesa se juega más rápido y a la bola se le imprime mucho efecto al momento del golpeo.
Tenis de mesa y ping pong: solo uno es deporte olímpico
Otra diferencia entre el tenis de mesa y ping pong es que el primero, a diferencia del segundo, es un deporte olímpico desde los Juego Olímpicos celebrados en Seúl en 1988. El ente que rige al primero es la Federación Internacional de Tenis de Mesa (ITTF).
Se habla, además, de que el tenis de mesa es uno de los deportes con más participantes del mundo. Si se suman quienes participan en las grandes competiciones y quienes lo hacen solo por recreación la cifra alcanza los 40 millones de personas (Olympics, s.f.). En conclusión, no deja de ser llamativo, aunque conozcamos las diferencias, que sean dos deportes distintos. Esto, y lo reconocen los mismos jugadores profesionales, se debe a que las diferencias sean tan sutiles. Lo que queda claro es que ambos gozan de una gran popularidad.