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Junior campeón: el camino hacia la undécima

Fútbol colombiano

Se coronó el tiburón. Se coronó el equipo que los periodistas del interior no veían como campeón. Se coronó Junior. Aunque, el conjunto dirigido por Alfredo Arias, no ganó la Liga colombiana 2025-2 por casualidad. El cuadro barranquillero lo hizo desde la resistencia, desde los momentos de duda y desde una idea que terminó imponiéndose. El equipo rojiblanco cerró el año levantando el trofeo después de una campaña larga, irregular por momentos, pero con firmeza cuando más se necesitaba seguridad.

El todos contra todos

La fase regular fue una montaña rusa para Junior. Disputó 20 fechas, sumó 35 puntos, producto de 10 victorias, 5 empates y 5 derrotas, con 35 goles a favor y 25 en contra. Hubo picos altos que lo llevaron a ser líder del campeonato y caídas que encendieron las alarmas en la hinchada. Sobre todo a mitad de la primera fase del torneo.

Entre los golpes más dolorosos estuvieron derrotas que expusieron fragilidad defensiva y desconexión colectiva, especialmente en tramos donde el equipo perdió regularidad lejos de casa. Sin embargo, el Junior de Alfredo Arias nunca se desordenó del todo. Ajustó piezas y confió en todos sus jugadores. En especial en Chará, Teofilo Gutierrez, Enamorado, Castrillón y Paiva, quienes entendieron su rol dentro del equipo y que clasificar era una obligación. 

El conjunto rojiblanco cerró el todos contra todos en el quinto lugar con la convicción de matar o morir por la undécima. 

Junior y el grupo de la muerte

En el Cuadrangular A, Junior mostró su mejor versión competitiva, como buen equipo copero. Se jugó la vida en el grupo de la muerte. Enfrentó a Atlético Nacional, Independiente Medellín y América de Cali, y terminó primero con 11 puntos de 18 posibles, gracias a 3 victorias, 2 empates y 1 sola derrota.

En el Metropolitano fue imparable. Venció 1-0 al Medellín, 2-1 a Nacional y 2-1 a América, triunfos que sostuvieron al equipo cuando la presión empezaba a crecer. Teniendo en cuenta que ante el verdolaga y la mechita lo dio vuelta cuando todo parecía perdido. 

Como visitante, supo gestionar los juegos. Empató 1-1 con América en Cali y 1-1 con Nacional en Medellín, resultados clave para no perder terreno. La única caída fue 2-1 ante el Medellín en el Atanasio Girardot, pero eso no interfirió con sus planes. 

Junior cerró el cuadrangular con 9 goles a favor y 7 en contra, mostrando equilibrio, lectura de momentos y una mística de campeón.

Junior, el justo campeón

La final ante Deportes Tolima terminó de confirmar la mística de campeón. En la ida, en Barranquilla, Junior fue dominante y contundente: 3-0. Afrontó el duelo con ritmo alto y presión constante. La clave para este juego fue Enamorado, quien desbordó, marcó diferencias y condicionó la serie desde el primer tiempo.

En la vuelta, en Ibagué, Junior jugó con inteligencia. Ganó 1-0 en el Manuel Murillo Toro, manejó los tiempos, neutralizó la urgencia del local y cerró la serie con un 4-0 global que no admite discusión. Así, Junior cerró el 2025-2 con el mejor regalo de Navidad para su hinchada: la undécima. 

El rojiblanco no fue el equipo perfecto, pero sí el más sólido cuando el torneo exigió cabeza fría, jerarquía y convicción para afrontar los momentos decisivos. El tiburón fue un campeón construido partido a partido, pero que también tuvo oficio y jerarquía.

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